No hay más autoridad que la nuestra, en nuestro mundo.
La libertad es absoluta, en nuestro mundo.
Desde dentro, en nuestro mundo, construimos cada movimiento y textura del exterior.
Cada reacción es un gesto de libertad, si estamos despiertos.
Dormidos, todo parece entrar en nuestro mundo sin preguntar.
Despiertos, elegimos qué entra y qué queda fuera.
Nada ni nadie nos ofende si no nos tomamos nada personalmente.
Todo existe y nada es imposible.
La posibilidad se realiza en nuestro espacio de posibilidades, cada creencia canta y baila creando formas únicas y propias.
Elige, cada día, cada respiración. Cada situación es una asana. Llena tu postura ante la vida de fuerza y determinación, estabilidad y gracia, presencia y amabilidad.
Dibuja tu mundo con el ojo del que mira, limpio y seguro, suave y preciso.
Practica la felicidad.
Pregúntate ¿cómo puedo traer más presencia, belleza y amabilidad a este mundo?
Mi mundo, tu mundo, nuestro mundo.
Gracias por tanta belleza, por tantos momentos mágicos.
Gracias a los que estáis cerca y lejos.
Gracias a todos y todas.