Las definiciones no son fáciles, e implican cierto riesgo. Sin embargo, hoy me apetece describir esta perspectiva y profundizar en algunos conceptos que incluyo en mi mensaje pedagógico. Creo que puede ser interesante y nutritivo en el camino de aprender, enseñar o practicar yoga.
Algunos me habréis escuchado decir que enseño Vinyasa Funcional, o que me baso en el movimiento funcional para la enseñanza de asana (posturas). Aunque no me encanta el nombre de funcional porque creo que el yoga es mucho más que eso, me encanta lo que incluye, lo que cuenta, las puertas que abre y lo inclusivo e inteligente que es este concepto.
¿Por qué me despierta tanta pasión? Porque resuelve muchos de los grandes desafíos de la enseñanza de asana en el mundo moderno, porque ayuda a educar con calidad y porque redefine la función del profesor de yoga ¡entre otras cosas!
¿Por qué me despierta tanta pasión? Porque resuelve muchos de los grandes desafíos de la enseñanza de asana en el mundo moderno, porque ayuda a educar con calidad y porque redefine la función del profesor de yoga ¡entre otras cosas!
¿A qué me refiero con yoga funcional?
¿Alguna vez te has visto en una postura pensando que no eras capaz de hacerla? ¿o has pensado que esa colocación ideal que se sugiere en la clase a ti te hace daño o abre un combate con tu cuerpo y tu respiración? ¿Alguna vez has deseado una adaptación que parecía un delito o tener libertad para respirar y sentirte? Quizás no, y entonces tal vez todo esto te sea menos útil. Pero quien más quien menos, si ha asistido a clases de yoga o ha seguido guías externas para su práctica, se puede haber encontrado con estas situaciones en mayor o menor grado.
Adaptativo y educativo
El yoga funcional desarrolla las posturas según la intención que tengamos. Se guía al cuerpo y la mente para acciones musculares intencionales. Esto es más fácil de entender si lo explico con una postura ¡eso espero!
Por ejemplo, mi objetivo puede ser hacer utkatasana (la silla o sentadillas, si no conoces la postura). Tengo varias opciones para hacer la postura. Mi prioridad podría ser encontrar las líneas de la postura según el alineamiento que enseñe la escuela con la que estudio, entonces estaría buscando una postura estándar parecida a la del resto de personas. Sin embargo, en la silla pasan muchas cosas y yo podría elegir usarla para activar especialmente ciertos grupos musculares, como el abdomen y los muslos frontales. En ese caso me concentraría en encontrar esos músculos, enviarles órdenes concretas y sentir el resultado de esas órdenes. Podría explorar especialmente el empuje de los talones al suelo y desplazar el peso de las caderas hacia detrás recogiendo el ombligo. En este caso, los resultados de esas acciones quizás darán posturas diferentes en cada persona, según su movilidad y fuerza. No me importará tanto cuanto bajo, sino que esos músculos estén activos ¡y mi capacidad para sentirlos!
Infinitas variables son posibles según los objetivos. Las posturas pueden ser diferentes según cual sea la prioridad, siempre respetando principios mecánicos y anatómicos sensatos e informados.
Otro ejemplo. La postura de la cobra puedo hacerla de manera pasiva en el abdomen, simplemente empujando los brazos en el suelo. En el yoga funcional, el énfasis sería fortalecer abdomen y espalda alta. En ese caso, estiraré menos los brazos mientras empujo al suelo, recogeré el ombligo para que no toque la esterilla e intentaré acercar un omoplato hacia el otro, empujando las palmas y deslizándolas hacia detrás. Aparentemente, el resultado será una cobra menos amplia, pero el desarrollo de fuerza será mayor, y el riesgo de lesión menor (porque la espalda baja está protegida gracias a esa activación voluntaria del abdomen). Los detalles también ayudan a desarrollar la atención y la sensibilidad.
Por ejemplo, mi objetivo puede ser hacer utkatasana (la silla o sentadillas, si no conoces la postura). Tengo varias opciones para hacer la postura. Mi prioridad podría ser encontrar las líneas de la postura según el alineamiento que enseñe la escuela con la que estudio, entonces estaría buscando una postura estándar parecida a la del resto de personas. Sin embargo, en la silla pasan muchas cosas y yo podría elegir usarla para activar especialmente ciertos grupos musculares, como el abdomen y los muslos frontales. En ese caso me concentraría en encontrar esos músculos, enviarles órdenes concretas y sentir el resultado de esas órdenes. Podría explorar especialmente el empuje de los talones al suelo y desplazar el peso de las caderas hacia detrás recogiendo el ombligo. En este caso, los resultados de esas acciones quizás darán posturas diferentes en cada persona, según su movilidad y fuerza. No me importará tanto cuanto bajo, sino que esos músculos estén activos ¡y mi capacidad para sentirlos!
Infinitas variables son posibles según los objetivos. Las posturas pueden ser diferentes según cual sea la prioridad, siempre respetando principios mecánicos y anatómicos sensatos e informados.
Otro ejemplo. La postura de la cobra puedo hacerla de manera pasiva en el abdomen, simplemente empujando los brazos en el suelo. En el yoga funcional, el énfasis sería fortalecer abdomen y espalda alta. En ese caso, estiraré menos los brazos mientras empujo al suelo, recogeré el ombligo para que no toque la esterilla e intentaré acercar un omoplato hacia el otro, empujando las palmas y deslizándolas hacia detrás. Aparentemente, el resultado será una cobra menos amplia, pero el desarrollo de fuerza será mayor, y el riesgo de lesión menor (porque la espalda baja está protegida gracias a esa activación voluntaria del abdomen). Los detalles también ayudan a desarrollar la atención y la sensibilidad.
Aunque así escrito se sienta extraño si nos es algo habitual para ti, en realidad ésta es una forma muy orgánica de estar en el cuerpo, presente a sus fuerzas y sus relaciones. El objetivo en la enseñanza de posturas en este contexto es que la postura funcione para el practicante, por encima de que la postura tenga un cierto ideal de forma o grandeza.
No se debe malinterpretar su carácter adaptativo. El yoga funcional no es un yoga suave o flojo en el que todo vale. Al contrario, la suavidad se encuentra en su mirada abierta a la diferencia y la diversidad, sin embargo exige más trabajo físico ya que no permite colgarse en las posturas sin acciones musculares que den soporte a la forma, y especialmente a las articulaciones implicadas. En definitiva, incluye conocimiento de acciones musculares más que de líneas o formas, e incluso cuestiona algunas formas clásicas de abordar las posturas (bien por ser demasiado estrictas, o bien por ser demasiado pasivas).
Mi intención con una clase de yoga nunca es cubrir el expediente, sino educar. Lo importante no es que hagamos lo que se dice que debemos hacer, sino lo que de verdad es bueno hacer. Es la diferencia entre hacer las cosas bien, o hacer las cosas correctas (lo primero es sólo eficiencia, lo segundo incluye la ética).
Información vs instrucción
El profesor de yoga que elige el yoga funcional decide ofrecer información, más que instrucción. La información educa, y fomenta la libertad, asume la inteligencia intrínseca e inherente de todo practicante de yoga ¡de toda persona que tiene cuerpo!
Podríamos pasar la vida escalando una montaña, esforzándonos, empleando fuerza y voluntad ¡para darnos cuenta de que no era la montaña que queríamos escalar! El riesgo de seguir principios de alineamiento generales es que muchas personas no quedan representadas en las generalizaciones. El yoga funcional deja de lado las generalizaciones a nivel de forma para buscar las acciones internas de soporte y movilidad. Se asume que las acciones se expresaran en formas diferentes en diferentes cuerpos, pero que todos los cuerpos se benefician de ellas.
Algunos profesores o practicantes prefieren modelos de alineamiento que puedan aplicarse de manera general. Pero esto es imposible, sobre todo en el vasto y variado universo del movimiento y del cuerpo. Lo entiendo, la complejidad puede desbordar. Sin embargo, cuando sabemos lo que queremos y tomamos tiempo para pensarlo y definirlo ya no es tan difícil llevarlo a la acción. Y los beneficios son muchísimos, ya que enriquecemos lo que sabemos, y además ganamos el poder de conocernos y adaptar nuestro cuerpo a las posturas. Así, conseguimos que las posturas nos sirvan a nosotros, no a la foto, ni al profesor.
Prioridades del yoga funcional
El yoga funcional da protagonismo a las funciones e intenciones de las posturas por encima de la estética. Sí incluye el alineamiento, sólo que ofrece una reinterpretación del alineamiento a favor de la descripción de acciones musculares implicadas en las posturas. Es prioritario dar espacio a la variabilidad humana y la diversidad. Por eso no nos dirá exactamente la relación de la rodilla con el tobillo en un Guerrero 2, pero si nos dirá las acciones en los pies, por ejemplo. Esto permitirá que la postura ofrezca el estrés necesario a los tejidos, sin dejar desprotegidas a las articulaciones. Se busca dar soporte más que ser sostenido. Esta propuesta promueve la fuerza más que el rango de movimiento (sin por ello dejar de honrar la movilidad), y educa al practicante en el uso de su cuerpo y el desarrollo de la propiocepción (relación con el espacio exterior) tanto como la interocepción (relación con el espacio interior y las sensaciones).
Como norma general, propone que cuando una articulación esté soportando peso limitemos su rango de movimiento y activemos los músculos que la protegen. Otra de sus cualidades es la búsqueda de rangos de movimiento activos más que pasivos, la búsqueda de estiramiento en cooperación con activación muscular.
Un profesor de yoga funcional no viene a corregir posturas, sino a invitar acciones y posibilidades corporales. Corregir significa que hay algo incorrecto, y no hay nada incorrecto en cómo un cuerpo se ha organizado en una postura, pero sí puede haber ineficiencia (en forma de riesgo o beneficios limitados). El profesor ofrece las posibles mejoras en función de cómo percibe al alumno, no de la postura aislada del cuerpo. Como decía Hipócrates “Es más importante conocer al paciente que tiene la enfermedad que la enfermedad que tiene el paciente”.
No todos somos iguales, pero debemos practicar en igualdad
Nuestra biología y nuestra biografía definen nuestra habilidad y capacidad en términos de movimiento. Nuestra labor, refinada y de sabiduría, es discernir entre lo que podemos hacer, lo que podremos hacer con tiempo y lo que no podremos hacer nunca, y trabajar con esas tres variables con discernimiento y madurez.
Para mi el yoga funcional es una evolución natural para un profesor que desea enseñar con más coherencia, integridad y sostenibilidad. Es una manera de enseñar integradora que favorece la autoregulación y el autoconocimiento. Además, atiende a algunas áreas importantes de la práctica como la fuerza y la educación somática. Por otro lado ¡el yoga sigue siendo bello aunque el objetivo primario no sea estético! La respiración, la elegancia, la presencia y la superación de obstáculos siguen siendo parte de la esencia de la práctica, eso es intrínseco al yoga. Estamos sumando a los milenios de sabiduría original las grandezas de la indagación contemporánea en el área del movimiento, y atendiendo a los desafíos de las sociedades modernas.
La belleza especial que yo encuentro en esta manera de enseñar y practicar es que nos libera del deseo de una imagen ideal; nos envía en primera clase a las profundidades de nuestro cuerpo y nuestra inteligencia en busca de soluciones creativas y experiencias íntimas de coherencia, integridad y serenidad. Con esto expulsamos la competición de la esterilla a cambio de cooperación y observación. Con nosotros mismos y con los demás.
Buda dijo que debemos poner a prueba la verdad de sus enseñanzas. Nos invitó a comprobar si alguna de ellas coincide o no con nuestra propia experiencia. Para mi el yoga funcional ofrece lo mismo, más allá de los dogmas y de las ideas ajenas, nos invita a explorar, probar, validar, aprender. Por eso yo hablo de yoga mindful y funcional ¡porque hacen un hermoso matrimonio y son lo mismo!
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Todas mis clases, talleres y contenido online de los últimos años se basa en estos principios. Si queréis aprender o conocer más de este tema hablaré en más detalle de ello en la Formación en Mindful Vinyasa para profesores que impartiré en Octubre/Noviembre en Barcelona y en Febrero/Marzo en Ibiza.
Para dudas o consultas podéis contactarme en diana@samyamayogaibiza.com
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* Ilustración Nick Ogonosky
* Ilustración Nick Ogonosky