sábado, 7 de septiembre de 2013

Días sin nubes

      Leía el otro día un artículo sobre cómo sobrellevar los malos días. Personalmente, me parece difícil generalizar porque probablemente un mal día para mi sea muy diferente de un mal día para otro. Cada uno vivimos en un estado que consideramos normal o habitual y respecto a ese estado valoramos las alteraciones como positivas o negativas. 

Quizás en esa dualidad encontraremos el máximo obstáculo para sobrevolar los estados alterados, anormales, en nosotros. Cuánto más alta nuestra vibración (estado de ánimo, calidad del pensamiento, respiración y concentración) menos nos afectarán los impactos del entorno (relaciones, trabajos, salud, clima, política...).

Así que el reto no lo veo yo en qué hacer los malos días ¡'sino en cómo mantener la vibración elevada! Pues si esto lo logramos el mal día no llegará a manifestarse (o lo hará débil y brevemente).

Lo que llamamos un día malo normalmente es consecuencia de varios días regulares. Y es en estos días regulares cuando podemos, manteniendo el espíritu alerta, percibir cómo descienden esos parámetros que he situado como definitorios de vibración. Ante la alteración de este estado sútil, que no es aún un estado de alteración de la realidad, podemos recurrir a los trucos de la abuela o los propios. Por ejemplo: contacto con la naturaleza, compañía de sabios, meditación, alimentación ligera y sin procesar, silencio, deporte moderado, mimos (un baño con sal, un masaje de pies...)...

Esta actitud despierta y constructiva devuelve nuestra posición al centro de la rueda, evitando el traslado al contorno, que suele acabar en la manifestación material que llamamos mala suerte o desgracia.

En este contexto una dosis moderada de miedo o precaución es buena. Si, conscientes de nuestra capacidad de materialización, renunciamos a permitir el libre albedrío de emociones y pensamientos (manteniendo un control impecable y amable) ganamos dominio sobre la propia vida. Sin por ello exaltarnos, podemos entonces declarar, que los malos días son nubes lejanas, liberando lluvia en la distancia.

Sobre la meditación, uno de nuestros grandes recursos, os dejo una cita:


La meditación es la disolución de los pensamientos en la Consciencia Eterna o Pura sin concreción, conociendo sin pensar, fundiendo lo finito en el infinito.

Voltaire