sábado, 21 de junio de 2014

Pasan los días, con sandías y melones, en la Ibiza del tiempo infinito

      Contó una vez en clase una buena profesora de yoga que conozco en la isla, que un maestro pasó por la isla y dió una explicación muy interesante para lo que todos sentimos aquí. Dijo que la frontera entre lo finito y lo infinito, por encima de Ibiza, era muy fina.



Por eso resulta fértil para el desarrollo espiritual, y tanta gente bonita y curiosa se concentra en tan poco espacio.
¿Quién no quiere disolver sus propias fronteras?

Y es que en esta isla no se puede pasar desapercibido ante las fuerzas del universo. Y cuando uno viene aquí  y firma ese honesto compromiso de servicio a la pureza e indagación en lo sencillo y complejo del espíritu ¡se monta en un cohete espacial turbo!

Por eso dicen que algunos quedan desubicados y perdidos, otros rozan el éxtasis instantáneo, y algunos (muchos y pocos a la vez) adaptan su atmósfera interna para ser miembros de este reino animal y vegetal que pide paciencia, equilibrio e infinita claridad.

      Debido a esto y muchas otras cosas he pasado un mes sin escribir en este lugar tan sagrado y abundante en el que podemos encontrarnos. Yo conmigo misma. Yo con vosotros. Vosotros con todo.
Gracias por la paciencia. Estuve cuidando del huerto interior propio y el de mi familia... 

Y justamente volvió a mis manos un libro de antaño del que he recuperado algunas inspiraciones maravillosas, muy afines al trabajo ligero que llevamos practicando estos últimos años...

      "Podríamos definir el éxito en la vida como la expansión continuada de la felicidad y la realización progresiva de objetivos que merecen la pena. El éxito es la capacidad de satisfacer nuestros deseos con facilidad y sin esfuerzo. Pero, a pesar de todo esto, siempre se ha considerado que el éxito, dentro del cual se incluye la creación de riqueza, es un proceso que exige trabajar duramente, y se suele considerar que se consigue a costa de los demás. Debemos alcanzar un planteamiento más espiritual del éxito, que es el flujo que nos llega de todas las cosas buenas. Con el conocimiento y con la práctica de la Ley Espiritual, nos ponemos a nosotros mismos en armonía con la naturaleza, y creamos, libres de preocupaciones, con alegría y con amor.

      El éxito tiene muchas facetas; la riqueza material no es más que una de ellas. Además el éxito es un viaje y no un destino. Se da la circunstancia de que la abundancia material, en todas sus manifestaciones, es una de las cosas que hacen que el viaje sea más agradable. Pero dentro del éxito también se incluyen la buena salud, la energía y el entusiasmo por la vida, las relaciones personales que nos llenan, la libertad creativa, la estabilidad emocional y psicológica, la sensación de bienestar y la tranquilidad de espíritu.

 
   Aún viviendo todas estas cosas, seguiremos sin realizarnos mientras no cultivemos las simientes de la divinidad que está dentro de nosotros. En realidad, somos seres divinos disfrazados, y los dioses y diosas que están dentro de nosotros en estado embrionario aspiran a materializarse plenamente. El éxito verdadero es, por tanto, la experiencia de lo milagroso. Es el despliegue de lo divino que tenemos dentro. Es percibir lo divino donde quiera que vayamos, en cualquier cosa que percibamos: en los ojos de un niño, en la belleza de una flor, en el el vuelo deun ave. Cuando empecemos a vivir nuestra vida como expresión milagrosa de lo divino - y no en determinadas ocasiones, sino constantemente -, entonces conoceremos el significado verdadero del éxito."

Deepak Chopra, Las siete leyes espirituales del éxito