domingo, 25 de diciembre de 2016

El invierno, el sol, las nubes y yo

       Los últimos días he experimentado mucho tamas en mis rutinas. 
Tamas es una energía letárgica que forma parte de la naturaleza, y también está en nosotros. Cuando crece demasiado, tendemos a sentirnos más densos, lentos y espesos.

El invierno tiende a aumentarlo. A esto hemos de sumarle panorama de tres días de lluvia en casa y la gripe colectiva familiar.

En estos casos se siente cómo los ojos pesan, y al pensar en cosas que te gustaría hacer con tu cuerpo no encuentras la energía física ni la voluntad para hacerte cargo de ellas.

No he faltado a mis compromisos; cuidar de mi familia y dar clase. Sin embargo, más allá de eso, encontraba un gran mar de pereza y constricción interna.

      Sabemos que la letargia, a su manera, se manifiesta en la mente como un desánimo. Y esto hace que lo primero que hemos de buscar son los antidepresivos naturales: comidita sana y fresca, buenas compañías, sol y paciencia.

Afortunadamente el sol salió ayer y pude dar una clase privada al aire libre observando el mar de fondo. Pensaba...qué generoso Papá Noel con sus regalos sorpresa.
Hoy, 25 de Diciembre, fun fun fun, me he levantado con plan de dar clase de nuevo pero ya no estaban tan animados mis clientes extranjeros, y me he tenido que contentar con el madrugón innecesario ¡que no ha sido en balde!

Ésta es la escena que había enfrente de mi casa a las 8am...
Vaya con Papá Noel, que ha decidido sacarme de mi agujero a lo grande...




















      Siguiendo al prana que ha estrenado la mañana me he dirigido a rodar un vídeo a la piscina. Hace mucho que no lo hacía y el canal de Youtube merece mimos; he estado un poquito prudente con un dolor que tengo en la rodilla, y no quería poner un vídeo practicando con dolor ¡aunque no se note! Siento que no es bonita energía hacerlo así, quiero transmitir silenciosamente mi respeto por el cuerpo siempre.

He rodado un vídeo fluido y lleno de pasión al sol, me he quedado muy feliz. Hasta que he descubierto que lo habían rodado las nubes y el sol, pero no el iPhone... Al principio me he sentido triste, estaba animada ¡pero no tanto como para rodar otro! Y me daba pena porque al terminar la práctica que creía estar rodando, con mi corazón y sin dolor de rodilla, había mandado mi amor y bendiciones a todos aquellos que lo fueran a practicar. Mmmmm...

Finalmente he decidido jugar un rato y hacerme unos bailes con el paisaje, quiero recordarme cada día que soy parte de un todo y protagonista sólo de mi propia vida...

Aquí os dejo un par de fotitos en las que espero que el paisaje sea más importante que yo, y yo pueda ser yo, en mi pequeña importancia y la gran misión de mi vida.

Mando mis bendiciones... Igualmente, sin vídeo, con nubes y sol.