domingo, 23 de julio de 2017

Enseñanza Inspirada (I): La atmósfera interior

        Toca un poquito de contenido específico para profesores ¡aunque el tema que tratamos en esta serie es un poco abstracto!
Creo que todos enseñamos algo, independientemente de nuestra profesión (¡si la tenemos!). Espero que podáis sacarle el jugo a estas ideas para vuestra vida personal también... 

      Enseñar está vinculado con hacer, y la inspiración está vinculada con el ser. Hoy escribo sobre la necesidad, o la posibilidad, de unir ambos para progresar en nuestra experiencia integrada como transmisores y practicantes de este hermoso arte llamado yoga.
Digo arte porque para hacerlo bien es necesario ser verdadero y genuino, y saber manejar las herramientas. En este caso habremos conquistado nuestros propios limites para volar por encima de ellos confiando en que nuestra diferencia aporta al mundo sin excluirnos de él. El miedo a ser genuinos y únicos surge de la idea de que esto conlleva un cierto grado de exclusión, incomprensión o inseguridad. 
Creo que encajar todos estos elementos es necesario en el camino de desarrollar nuestra propia voz como profesores, con valentía, amabilidad y destreza.
Esbozo aquí algunas ideas que iré avanzando a lo largo de las próximas semanas.


LA IMPORTANCIA DE CREAR UNA ATMÓSFERA INTERIOR
      Si estás en el lugar del profesor, empieza observando cómo conectas con los demás y contigo mismo. Nos centramos tanto en el "qué", que se nos olvida el "cómo". Le dedicamos tanto tiempo a crear una secuencia y un ambiente exterior, que a veces se nos olvida lo primordial que es la atmósfera interior. Conoce y estudia tu sistema nervioso, asegúrate de que no estás en estado de alerta y observa si te sientes cómodo contigo mismo y con tus circunstancias.
Nuestros pensamientos y emociones crean nuestra firma electromagnética en el ambiente. Pensamientos claros y emociones elevadas aseguran la calidad del viaje y la presencia de la conciencia en todo momento. Para mi, esta es la prioridad.
      Entiendo la dificultad de crear esa atmósfera interior en todo momento, pero enseñar es una responsabilidad de una magnitud que no debemos olvidar. Modelamos el mundo de nuestros alumnos desde el momento en el que nos ven. Por eso la práctica no empieza ni acaba, es una manera de ser y de estar. Incluso en los tiempos de más ajetreo, la práctica más recomendable es estar presentes y observar. En este estado no hay preocupaciones, sólo curiosidad y descubrimiento. 
      Si decidimos que la prioridad es estar presentes, el resto es una decoración necesaria y hermosa, pero decoración. La verdadera relación que hay que mantener en forma, más allá de la relación con el mundo exterior, es la relación con nuestra capa de sabiduría (anandamayakosha). La vida de un profesor puede tener muchas preocupaciones, como la de cualquier otra persona. Lo que debemos saber es que la preocupación es una parte de nuestra experiencia que aumenta y se mantiene cuando la identidad está en la capa mental (manomaya kosha), cuando los sentidos gobiernan y definen nuestro paisaje interior.
Lo más efectivo que podemos hacer en estos momentos es trasladar nuestra atención a la capa de sabiduría, alejándonos del ajetreo interior ¡ese es el más peligroso! 
      Con el tiempo vamos descubriendo que una vida o enseñanza inspirada no es una vida sin problemas. Una vida inspirada compensa porque crea una textura y una memoria celular de lo sagrado, entonces sabemos que estamos expresando cualidades espirituales en todo momento. Ante una dificultad puede haber contento (santosha) o puede haber queja, y lo que elegimos marca nuestra vida. Somos nosotros los que debemos llenar al alumno, y confiar en que seremos llenados por la vida. Paciencia y humildad hacen el camino posible. Cualquier tarea que se desarrolla con pasión, amor, respeto e impecabilidad ¡acaba dando frutos!
      La atmósfera interior se domina practicándola a lo largo del día. Recordando que con cada respiración estamos enseñando al mundo quiénes somos. Practicar la generosidad a lo largo del día nos recordará cuando estemos enseñando que estamos para ayudar, y que la relación con el alumno es horizontal y debe estar impregnada de igualdad y humildad, independientemente de las diferencias en experiencias o conocimientos específicos de yoga. 

La atmósfera interior invade el exterior con sus rugosidades o suavidades, va más allá de la palabra y no se puede maquillar. Nos exige salir de la mente y entrar en el corazón. Pero esto ya es otro tema que trataré más adelante.

En definitiva, podemos pasear por el mundo con nuestra borrasca interior, o impulsar cada día nuestra luz a través de las nubes y del aire.

Aquí lo dejo hoy, encantada de recibir vuestras opiniones y riquezas.