miércoles, 26 de diciembre de 2012

Guru, maestro, profesor ¡o compañero de viaje!

      Cuando las circunstancias me impiden escribir y canturrear o contar cositas entro en verdadero ejercicio de yoga; en forma de paciencia.

Tras el hermoso taller de Madrid estuve en retirada horizontal (osea tumbada por gripe de evolución poco amistosa). Mi estilo radical (no siempre inteligente) en el que estimo que mi cuerpo hace y deshace y es mejor no molestarle con químicas, me encaja a veces en experiencias de dolor posiblemente innecesarias.

Afortunadamente tras esos viajes de sensaciones intensas (pero no sensancionales) entro en estado de máxima dicha ante el reconocimiento y la alegría de mi propia vida, en esta humilde forma corporal.

      Y en éstas estaba pensando. En la enseñanza, el que enseña, el que aprende ¿por qué más despacio, más deprisa, más ligeramente o más transformadoramente? ¿Cuáles son las claves del aprendizaje?

      En el yoga encontraremos múltiples escuelas y estilos. Y no me refiero a las escuelas por tipos de yoga. Sino al estilo personal de enseñanza. Más preciso o menos. Más severo o menos. Más intelectual o muy intelectual. Sincero, o sospechoso. 

Desde mi experiencia personal siempre he considerado la amabilidad una pieza clave de la transmisión de enseñanzas. Y me he acercado a personas que desde el cariño y el respeto mostraban con claridad una senda de evolución personal.

Precisamente Max Strom tiene una muy bonita definición de los que significa encontrar un profesor. Desde mi vida de estudiante de yoga, sintonizo plenamente.

Traduzco la cita de su libro A life worth breathing (p.134)

Encontrar un profesor

Intenta practicar con casi todos los profesores que haya en tu zona. Encontrarás a alguien con quien resuenes - alguien que será justo la persona ideal para ayudarte en tu viaje. Un profesor de yoga debiera ser un buen conocedor del yoga, amable, considerado, un gran comunicador, y mostrar interés en tu práctica.
Evita los profesores que son vanidosos o centrados en sí mismos. Si el profesor no es amable, sigue buscando. Si el profesor no es moral, sigue buscando. Si falta a estos dos últimos preceptos, ha malinterpretado el propósito del yoga.

También debieras evitar profesores que tienden literalmente a empujar a los estudiantes para que profundicen en las posturas con ajustes manuales agresivos. Los ajustes manuales son muy positivos, pero sólo cuando se hacen suave y conscientemente. La mayoría de las lesiones son causadas por el ego del estudiante, empujándose a sí mismo demasiado, y por el ego del profesor, empujando a sus estudiantes más allá de sus límites. Antes de que empiece la clase, informa a cualquier profesor con el que estés trabajando de cualquier lesión preexistente, de tal manera que pueda cuidarte y quizás adaptar tu práctica para ayudarte más.

Ahí os dejo con el cariño y el respeto de Max. Que es el que tengo yo por vosotros.

* En la foto de este post el Maestro Sivananda con sus estudiantes.