miércoles, 16 de julio de 2014

Vida pránica

      Tras años de observación, enseñando y aprendiendo, tengo una primera conclusión sobre algunos de los males y bienes que nos toca vivir, y resolver.

La vida, hoy en día, resulta ser una cuestión de VITALIDAD.

      Encontraremos a quienes encuentren calidad de vida y serenidad a lo largo del día, incluso en las tareas más titánicas, comprometidas y estresantes. Y estaremos también ante muchos para los cuales el día a día es un sinfín de calamidades y agotamientos, sin paz ni disfrute.

¿Cuál es la diferencia entre unos y otros?

Desde el punto de vista del yoga podría ser una cuestión de energía vital o PRANA. La circulación adecuada del prana asegura en el cuerpo, la mente y  las emociones una capacidad muy elevada para la actividad eficiente y la calidad de vida del alma.

Puede sonar a algo complicado reservado a los yogis, retirados en la montaña, con su contemplación y sus ejercicios espirituales elevados.  Pero cultivar el prana es algo maravillosamente sencillo y sólo requiere algunos cambios y novedades en los hábitos de vida (esto incluye alimentación, pensamiento, actividades…).

      Nuestra esencia no ha de ser sometida a ningún cuestionamiento ¡de hecho es nuestra esencia en la que encontraremos esta estado vital innato!. Perfectos somos con nuestros gustos y deseos, es cuestión de someterlos al filtro de su eficiencia como portadores de vida alegre, sana y de abundancia.

El placer no quedará fuera de nuestro esquema para cultivar la vitalidad. Se trata de encajarlo en un modelo de desapego. En el cual sé lo que me gusta, pero no soy esclavo ni dependiente de ello y estoy dispuesto a cambiarlo por el gusto sutil e inteligente de lo duradero.

      Respecto a la alimentación recomendaría indagar en la bibliografía de cocina energética. El ayurveda es también muy interesante, y hay que tener en cuenta que fue desarrollado en un continente específico con climatología y cultura diferente de la nuestra. Así que habría que valorarlo en el contexto de nuestro clima y cultura culinaria. Por eso complementarlo con la cocina energética, y el sentido común, puede ayudar.

¿Cómo resumir algo tan complicado como la nutrición? Una breve estrategia que se aplica de maravilla es preguntarnos ¿cómo de cerca está este alimento de su estado original, tal cual lo entregó  la tierra? Así pues, si creemos que un zumo de naranja en un bote es sano, quizás acabemos por elegir la naranja en su estado natural.

O si vamos a comer algo en un restaurante, quizás elegiríamos un arroz (el grano contiene toda la esencia del alimento) con ensalada (vegetales sin procesar y frescos)  frente a un falafel (harina y fritura) con salsa de tomate (tomate triturado, azúcar,…).

Cuanto más vivo esté el alimento, más vida nos traerá. Cualquier cosa en lata o conserva está lejos en el tiempo del momento de su máxima vida, el poquito que le quede es lo que nos llega.

Durante el verano y el calor elegiremos prioritariamente alimentos frescos y crudos. Y en los meses más fríos optaremos por alimentos más cocinados, con más calor interno, más yang.

      Luego están las actividades pránicas; éstas son por excelencia las que se desarrollan en contacto con la naturaleza.  Y con la respiración.

No todas las actividades físicas aumentan el nivel de vitalidad. Existen algunas que extenúan el cuerpo y traen mucha tensión a los músculos, limitando así el flujo libre del prana por el organismo.   Podemos usar como medidor las sensaciones que quedan tras la actividad. Si nos sentimos renovados, motivados y plenos de energía, la actividad ha favorecido nuestra vitalidad. Debemos sentir más espacio en la mente y el cuerpo tras la actividad física, sea la que sea…

La práctica de yoga favorece el flujo de prana por todo el cuerpo. Yo recomiendo combinar los estilos dinámicos con los estilos de Yin Yoga y algo de Yoga Restaurativo... Hoy en día ¡es todo tan yang! También es necesario adaptarla a nuestro continente, clima, estación del año, estado de salud…

Y esta adaptabilidad la que nos puede ayudar a comprender la mente pránica.

 ¿Cómo pueden los pensamientos y emociones regalar o robar vitalidad?

Existen dos fenómenos de la mente que roban especialmente energía, inteligencia y claridad: el juicio y la culpabilidad (que no deja de ser una forma de juicio dirigida a uno mismo). 

Olvidar el origen infinito del ser y  su capacidad interior sin límites hace que nos fijemos intensamente en las formas y objetos que nos rodean. Entonces cometemos el error de pensar que somos nuestro cuerpo, nuestras relaciones, nuestra cuenta bancaria, …

Al  evolucionar a un estado de percepción más fino y sutil, inevitablemente los problemas se disuelven pues fueron creados por los pensamientos sobre la forma. Entonces surge la capacidad de resolver sin miedo el presente según se va desplegando.

Como dice Deepak Chopra:  “El pasado es memoria, el futuro expectativa, y el presente conciencia.”

Antes de tomar cualquier decisión detente para tomar una respiración y proponte preguntas tipo...  ¿Esta acción o pensamiento favorece mi vitalidad? ¿Favorece a mi cuerpo? ¿A mis relaciones?¿A mi imagen sobre mi mismo?... Al principio quizás sea tedioso ¡todo el rato con preguntas!… Pero llega un momento en el que la acción y el pensamiento, por inercia, se vuelven depurados y vitales, sin esfuerzo alguno…

Como dice Lao Tse:

La inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad... con despreocupación, con armonía y con amor.
Y cuando aprovechamos las fuerzas de la armonía, la alegría y el amor, creamos éxito y buena fortuna con gran facilidad.
Un ser integral conoce sin viajar, ve sin mirar, y realiza sin hacer.