lunes, 20 de julio de 2015

Bella biología ¡divino cuerpo!

      Nadie nos dió el cuerpo para molestar. El cuerpo nos fue dado para disfrutarlo. ¿O acaso vinimos a la vida a sufrir? Y si no vinimos a sufrir sino a disfrutar ¿no sería lógico que el vehículo que trajimos esté pensado para ese disfrute?

La biología va a nuestro favor. Sí. Nuestros órganos, músculos, tejidos, y demás bellezas nos fueron entregados con el propósito de servirnos, sernos útiles, permitirnos sentir, explorar, bailar, cantar, abrazar...

      Qué experiencia el tacto, por ejemplo. Eso le decía yo a Siam cuando nació. Le decía "sé que este cuerpo parece molesto ahora, pero ya verás qué bonito es abrazarnos y tocarnos, acariciarnos y saborearnos... ya verás que merece el esfuerzo de adaptarse...".

Ahora pienso que los adultos también necesitamos escuchar esto. 
Son tantas las veces que escucho a alguien quejarse de su cuerpo. De que le duele, de que no se mueve bien, de que no le duerme... ¿y qué hacemos nosotros para mejorar o cambiar eso? ¿Cuánta responsabilidad tomamos en el asunto de nuestra felicidad y disfrute? 
 El cuerpo no molesta. simplemente se queja si no lo tratamos bien, si no lo pensamos con amor. Criticar al cuerpo es debilitarlo ¿o sólo las plantas necesitan música bonita y palabras de bellas?

      La biología es un don, una herramienta, un talento, una joya y un crucero por el caribe.
Sólo respirar, sentir el movimiento del diafragma y el abdomen ¡es una delicia orgánica!
¿Pero cuántos de nosotros somos capaces de situarnos frente al espejo y hacer una declaración de amor a este amasijo de ternura, fuerza, sensaciones y colores?

El auto-amor no es una broma ni una cursilada, es el lenguaje fundamental que debemos abrazar para estar en calma y gozo ¡y no es aburrido sino divertido! Puedes mirarte, guiñarte un ojo y decir: "Olé ese body divino"... El día entonces tiene otra textura, y todo el mundo sonríe al verte sin saber por qué.

    Cuando empecé a enseñar me di cuenta de que el cuerpo era el templo personal. El lugar al que cada uno podía dirigerse para recogerse, reencontrarse y alegrarse de estar vivo.

Mmmmmm... Estas manos preciosas que me permiten escribir, estos ojos que siguen mis palabras, estos oídos para escuchar el viento, mi piel para sentir el calor, la boca para beber agua... ¡mi cuerpo se merece una oda!

      Especialmente en el caso de las mujeres es interesante conectar de veras con este sentimiento de que la biología y la naturaleza están previtas para ir a nuestro favor. Nuestro cuerpo no es un excusa para dejar de hacer cosas y justificar abandonos y debilidades. El ciclo femenino es perfecto. La vida no duele, se siente y se expresa. Y eso es poder, fuerza e inteligencia para nosotras. No basta pensarlo, hay que manifestarlo y reflejarlo en cada palabra y reacción. 
De nuevo, al espejo a jugar... "Hola mujer divina, vaya fuerza que luces, desbordante y vibrante, me gustas mucho..."... 
Y quién diga que esto es ego, que venga al aroma de mi amor blandito a comer mis magdalenas de cariño y chocolate. No le quedarán dudas...