sábado, 9 de noviembre de 2013

Semilla y fruto

     La vida es circular, y orgánica. En la filosofía hindú se habla de samsara, la rueda de nacimiento y muerte en la que estamos implicados. Aunque hay eventos más sencillos, e igualmente fértiles para la filosofía. 

     ¿Qué es la noche para el día? ¿El sueño para la vigilia? No pretendo crear conceptos ni definirlos, sólo imaginar posibles escenarios. En la noche recogemos todos los eventos de nuestra vida, en términos generales. Pero mucho de lo que se manifiesta son los eventos vividos ese día. El sueño, el descanso y la relajación equivalen a sacar la basura a la calle y guardar en la nevera la comida en buen estado. 

A lo largo del día acumulamos impresiones, emociones, alimento, atmósfera y propósitos. Según la orientación, calidad, suavidad, luminosidad de estos impactos construimos nuestro sueño. O mejor dicho, el sueño se construye en nosotros. Cuando el sueño es deficiente, ineficiente o escaso normalmente nuestra destreza, paciencia y sentido del humor disminuyen. O al menos eso dicen los estudios (científicos).

     Aunque el tema es extenso, se me ocurre una fórmula fácil de aplicar de manera cotidiana.  Esta sencilla estrategia consiste en integrar a lo largo del día breves instantes de memorias positivas. Destinar de cada 60 minutos, por ejemplo, 5 a actividades relajantes. Puede ser levantarnos y hacernos un té plenamente concentrados. Peinar a nuestro gato. Llamar a un buen amigo. Respirar profundo y lento. Descansar la cabeza en la mesa de trabajo, acercándola al corazón. Tumbarnos en el suelo calentitos y oscuros. Dibujar, colorear, cantar.... Pensar en algo hermoso, con intención. Meditar bajo un árbol o una farola....

Ninguna de estas actividades tiene sentido posponerla para cuando acabemos todo. Lo ideal es irlas integrando, porque, a veces, acaba el día y aún no hemos encontrado el momento. Y el cuerpo y la mente llegan tensos a la cama, y con eso nos acostamos, en improductivo romance.

A lo largo del día podemos plantar semillitas, para que el sueño sea flor...

Es relevante recordar que las semillitas no se plantan solas... Se toman en la mano, calentita, se abre un huequito en la tierra, y..... bueno.... ¡cada uno su huerto!