viernes, 26 de junio de 2015

La vaina de maya

      Los yogis hablan mucho de maya.  
Maya significa en sánskrito ilusión ¡pero no la ilusión de ir al parque de atracciones! 
Sino la ilusión como aquello que vemos y creemos, pero no existe.

El grueso de la vida es maya. Sólo lo permanente es real. 
 Vaya vaina.

      Así pues; este cuerpo, este trabajo, estos hijos, esta cara y estos ojos que veo cada día, estos pelos que no peino, este sol que quema, el canto de los gallos,.... todo es mentira.

Mentira no en el sentido de que alguien nos haya engañado, sino que es mentira que esto sea la realidad.

      La realidad sería la fuerza que todo lo mantiene en vida, que no desaparece nunca, ni a la muerte de las cosas. Lo real no se ve.

Es un verdadero jaleo, aunque con ello no me peleo. Me gusta jugar a este show, a ratos en serio a ratos en broma. Hago con mis pensamientos pompas. Se explotan solas.

      Y yo digo, vaya con maya. Me tiene maya enganchada a la ilusión del tiempo. En los minutos de sueño que no encuentro, en la agenda supercalifragilística, en los besos de amor que se me escapan, en mirar el reloj como si los números fueran dioses...

       Me salva y me sirve de refugio mi paz interior. Y la capacidad con la que cada momento de quietud me conecta al instante con mi presencia, el fuego de mi determinada felicidad y una calma chicha propia de las noches de verano.

Me salva, sobre todo, mi gusto por reirme  cuando me enredo en el telón de mi teatro personal. Y me veo desde fuera, tan entretenida, que me hace risa...

Tomar en serio nuestro drama y trauma es vivir en maya. Si todo es sólo un juego ¿por qué agotarnos y decorarnos? Hagamos ligera la vida y profunda la mirada. Cojamos buenas piezas y buena técnica para jugar, sacándole jugo y partido.   

      Pero vaya con maya, que me tiene despierta de madrugada porque este cuerpo que es mentira no ha terminado sus falsas tareas ni sus ilusorios compromisos.
Vaya con maya, que mis ojos de juguete me escuecen y mi cuerpo de broma se fatiga.

Vaya vaya qué broma más jocosa, que el amor por mi familia me hace mariposas en la tripa.... 

Quizás esas sí son reales y permanentes ¡no se ven ni se miden ni se tocan!

Vivan mis mariposas de maya que son tan reales ¡que vuelan y me mecen!

A vuestra salud y felicidad.